31 de octubre de 2018

MIKI GONZÁLEZ. Mi rock no es comercial (La República, junio de 1987)






Trío original  (1985)
Meno Ballumbrosio, Miki González y Eduardo Freire
Fotografía: Carlos "Chino" Domínguez



La siguiente entrevista a Miki González, uno de las figuras capitales del rock peruano, se hizo poco antes de la salida de su segundo elepé “Tantas veces”. Aquí conoceremos más sobre su acercamiento al rock como propuesta novedosa y su interés por las raíces peruanas. Miki la tuvo clara desde siempre: su visión de la música como profesión y espectáculo con sus propias exigencias, y el reconocimiento de las limitaciones técnicas; aunque sin perder el entusiasmo por la consolidación de un mercado comercial del rock en el Perú. Tenía a la radio de su parte y lo supo aprovechar al máximo. Miki fue uno de los pocos que supo estar en onda con su época y se mantuvo en vigencia aún después de su trilogía ochentera.  








Archivo hemerográfico de ANTENA HORRÍSONA




MIKI GONZÁLEZ SE DEFIENDE

“MI ROCK NO ES COMERCIAL”



Que si el rock es masivo o válido para este país es una polémica que siempre se mantiene latente en nuestro medio musical. Miki González, exponente importante del rock nacional, plantea en esta conversación sus puntos de vista sobre ello, y nos habla también de sus raíces negras, de su posición política, de los subterráneos y de los chicheros.


¿De qué barrio eres?
De San Isidro.


¿En tu barrio tocaban música?
No, para nada. Yo nací en España y vine a los seis años acá. En el colegio me dediqué a la tabla. A los 18 años me fui a España y me compré una guitarra. Sólo charrasqueaba al principio. En el 72 me dediqué seriamente a la música y comencé a estudiar. Me concentré en el blues negro americano. Lo demás no me interesaba. Era bien sectario.


¿Cómo llegaste al rock?
Creo que fue un proceso natural. Me comencé a cansar del blues. Tuve un divorcio, tenía una hija, y el blues me hacía recordar la historia de mi vida. Pasé al jazz y a la música brasilera. Estuve un año en Brasil. Luego regresé al Perú y me fui a vivir a El Carmen, Chincha, me llevó César Calvo. Vivía en casa de mi maestro Manuel Valleumbrosio. De ahí pasé a Boston a estudiar en una universidad de jazz. En San Francisco descubro el rock. Mis amigos negros me llevaron a un concierto y me impresionó la forma sencilla de tocar y el mensaje social de las canciones, la crítica a la sociedad americana de los ochenta. Eso fue vital, era un nuevo concepto, una nueva presentación.
El punk estaba de moda en esa época, pero no servía para el Perú. Ellos decían no a la educación, pero acá en Perú es lo que más falta. Los gobiernos no se han ocupado de la educación porque así pueden manipular a la gente. Por eso escribí la canción “Quiero estudiar…”.


¿Consideras que tu rock es de izquierda?
No. En un comienzo parecía identificado con la izquierda porque hablaba de cambio. Quiero un cambio, pero pienso que la política es corrupta y hay demasiada demagogia y artificios.


¿El rock es el único género que te permite expresarte? ¿no hay otros?
Elegí el rock porque me gusta lo nuevo. La propuesta es novedosa, fresca y se basa en la música negra. Hay autenticidad; por ejemplo, ese cantante que se quitó la vida, pues su música llegó al ranking y él no la había diseñado para eso.


Bueno, los subterráneos te critican porque eres comercial, ¿qué dices tú?
Me critican por la imagen que vendían de mí los medios de comunicación. Cuando me han conocido personalmente han roto ese prejuicio. Por ejemplo Wicho de “NARCOSIS” toca ahora teclados en mi grupo.


¿En qué te diferencias de ellos?
Para mí el rock es una carrera, dejó de ser un vacilón. Me preocupo de mi imagen, de lo que vendo y hasta hago concesiones.


¿La vestimenta, el peinado, lo usas porque es comercial o porque verdaderamente te identificas y crees en ello?
Mi pinta es algo que he traído desde antes, desde que era hippie. Hay un mercado competitivo que te exige un buen espectáculo, tú ves que todos los grupos de fuera tienen pintas increíbles. No soy el tipo que trabaja en una compañía y canta rock los fines de semana.


Eres comercial entonces…
Lo soy porque mi producto es vendible, no por otra cosa. Silvio Rodríguez vende miles de discos por ejemplo. Hay concesiones que no estoy dispuesto a hacer. A veces me han pedido que grabe temas de otros, o canciones traducidas al español, diciéndome que ganaríamos mucha plata, pero a mí no me interesa.


¿No te interesa el dinero?
No como poder sino para comprar más equipo. Además plata que tengo en la mano me la gasto. No necesito el poder del dinero, prefiero producir grupos de rock. Gano poca plata, trabajo mucho, pero estoy tranquilo.


¿El rock es una propuesta musical válida para el Perú?
Claro que sí, el rock es masivo…


¿En el Perú también?
Sí. Antes era elitista, pues sólo se cantaba en inglés. Ahora que es en castellano cualquier chico de Comas o de una provincia está cerca del rock. Cualquier chico peruano puede cantarlo y tomarlo como vehículo de expresión cultural.


¿No crees que es algo pasajero?
No. El rock es una industria, da dinero a mucha gente. Esto no se va a ir. No es Travolta, el disco ya pasó. El rock tiene tres generaciones como alternativa musical.


Cuando compones una canción, ¿en qué te inspiras?
En vivencias.


¿En el amor?
Eso será para el segundo long play. Las letras del primero surgieron un poco luego de asistir a un festival latinoamericano al que me invitó Tania Libertad. Yo no estaba politizado y no conocía las consignas comunistas. Pero el espíritu de unión latinoamericana que había me tocó mucho. Me dije que era algo muy fuerte y que había que hacer letras. Por eso mi long play parece político.


¿Piensas que el rock excluye el romanticismo? ¿Tú eres romántico?
Claro que hay un rock romántico. Como persona yo soy romántico pero no hago ese tipo de rock.


¿Por qué?
Estoy tratando. Me cuesta trabajo, me incomoda un poco. En mis relaciones no soy de los que dicen a la pareja “te quiero mucho”. Puedo ser demostrativo pero no me es fácil hablar de amor, aunque necesito de cariño y afecto como todo el mundo. Soy un tipo normal, pero me cuesta trabajo hablar de eso. Me dicen que mis letras son muy directas, quisiera que fueran más poéticas. Trato, pero es difícil porque no he leído mucha poesía.


Tienes mala voz, Miki…
¿No la oyes? Tengo malas cuerdas vocales. Felizmente no tienes que ser un Frank Sinatra o un Lennon para cantar rock.


Tu temperamento es anárquico…
Sí. Hasta el año pasado me quedaba trabajando hasta las cuatro de la mañana, tuve un agotamiento nervioso. Como a cualquier hora, soy bien desordenado en eso. Creo en el hombre básicamente, creo que detrás de cada individuo hay alguien que ama, que quiere amar y realizarse.


¿Y la chicha?
No conozco mucho la chicha. Conozco el trabajo de “Los Shapis”, tengo una relación con ellos. Por ejemplo, hemos tocado juntos en Huancayo. La chicha vacila, tiene sus cositas. Se cree que el mundo del rock implica drogas, liberalidad… No, eso era en la época de Woodstock, ya pasó de moda. Ándate a las discotecas marginales y verás que los chicos no se drogan como antes.





FUENTE: Balbi, Mariella. Miki González se defiende. Mi rock no es comercial. (12 de junio de 1987). VSD, suplemento del diario La República, pp. 6-11.











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