26 de marzo de 2012

das kabinett des Doktor Caligari





Visión del alma atormentada. Lealtad impuesta por un poder que sobrepasa la línea de la razón y rige destinos inocentes hacia su trágico fin. El horror ante un escenario de muerte y desolación, de causas fabricadas y recuerdos sin mañana. El arte como eterno refugio de expresión humana, revela en esta ocasión estados alterados que invocan la realidad respecto del propio ser.

Du Musst Caligari Werden
El origen de “Das Kabinett…” es la suma de recuerdos marcados. Cuenta Hans Janowitz que una noche de 1913 asistió a una feria en Hamburgo. Quedó prendado de una bella mujer cuyo rastro siguió hasta perderse en la negrura de un bosque. No estaban solos. Una extraña sombra también había reparado en la joven y acechaba. En la mañana una noticia trágica lo alarmó sobremanera, “Horrible crimen sexual en Holstenwall. La joven Gertrude… asesinada”. Tenía la corazonada de que se trataba de la misma a quien nunca pudo conocer.
Carl Mayer afrontó una vida llena de carencias pero desarrolló sus habilidades escénicas en teatros de campaña donde había que buscar el sustento. En el lapso bélico del cual fue partícipe había desarrollado una extraña aversión contra los psiquiatras encargados de evaluar su estado mental.
Sus destinos coincidieron en Berlín donde, motivados por su espíritu creativo, decidieron poner en marcha un guion adaptado al arte cinematográfico. El protagonista se inspiró en “Cartas desconocidas" de Stendhal, donde el autor narra su encuentro con un oficial llamado Caligari durante su paso por la Scala de Milán.

Holstenwall dibuja un paisaje natural nulo. Lejos de maldecir el limitado uso del color a una escala de blancos y negros, se aprovechan sus posibilidades para configurar un lenguaje visual amenazante. El escenario artificial poblado de líneas oblicuas con rumbo dispar, gráfica asimétrica que atenta toda noción de equilibrio. Están en el monte y las casas, en los faroles y las escaleras. Paredes blancas y trazos negros acentúan la distorsión de aquella realidad íntima. Pareciera que dicho ambiente le pertenece solo al hipnotista y su sonámbulo, mas es ajeno al gentío intrigado por esa mezcla de temor y risas nerviosas ante lo desconocido. 


Ambos tienen la cualidad de armonizar con aquel paraje ferial cuyo espectáculo central presenta al vaticinador de destinos. Una premonición, “morirás al amanecer”, transforma el éxtasis inicial del joven Alan en angustia por su futuro. La nada viene con la sombra que a medianoche aparece en su dormitorio, horroriza, alcanza, ataca, asesina. Muerto el amigo la sospecha recae en el médium, autor material que a fin de cuentas es una víctima más del poder autoritario que convierte seres autónomos en autómatas, instrumento servil dispuesto a eliminar o ser eliminado.
La próxima víctima tiene rostro de mujer. El espectro la observa cuchillo en mano, una mirada obsesiva delinea el rostro del ahora secuestrador. Huye por techos puntiagudos, colinas con arbustos negros y vegetación dentada propia de un hábitat extinto. Ante el alcance inminente decide ahorrar fuerza para salvarse. Abandona el cuerpo raptado pero más allá cae abatido por la muerte que lo reclama.

Uno de los aciertos memorables del filme es el uso de espacios habituales devenidos en aspectos significativos, el mensaje expresado en figuras, colores y sensaciones.
Porque el Caligari manipulador y dueño de la razón mantiene su estatus como director de un centro para enfermos mentales. En ella habitan almas que transitan en dimensiones remotas. El cargo designado para velar por aquellos disidentes de la cordura se ve tentado por una extraña sensación de potestad sobre el desvalido.
El archivo clínico lo confirma: Cesare era el instrumento necesario para el despertar maléfico del galeno, la utilización del ser humano para cometer actos aberrantes. Amparado en alguien catalogado - de por sí - como demente para sus fines personales. 


Caligari es la autoridad desenfrenada que glorifica el poder por el poder mismo y para lograrlo no duda en eliminar todo rastro de humanidad en su ser. Mientras el ansia se apodera de la razón, un nombre se repite y lo persigue por las oscuras calles de la ciudad hasta convencerlo de que es él, Caligari… Caligari… ¡Caligari! 
Puesto frente al cadáver del monstruo creado se ve descubierto y un repentino desvarío lo sume en la derrota. La camisa de fuerza frena sus maléficas pretensiones. Ya no hará más daño, es víctima de sus propios actos.
La idea primigenia de Janowitz y Mayer se mantuvo, empero dentro de un antes y un después que causa desconcierto al saber que todo se trataba de una historia narrada por un Franz exiliado en sus propias alucinaciones y animado tras escuchar a su compañero sobre espíritus que siempre merodean.
Junto a ellos pululan seres que han construido universos paralelos… un anciano lanza severas peroratas que nadie escucha, una mujer hace el ademán de tocar el piano mientras otra acaricia un objeto que simula ser mascota. Y entre ellos, ánimas que parecían habitar en la mente pero son reales… el joven Cesare acaricia una florecilla y la hermosa Jane sentada mira al vacío con pesar.
El espanto se desboca cuando la imagen del director es comparada con la del siniestro itinerante de ferias. Esta vez recudido Franz es observado por el especialista que al fin conoce la causa que lo angustia, ahora podrá curarlo.
Este final con carácter reivindicativo y esperanzador es distinto al carácter revolucionario y de denuncia manifiesto en el guion. Un análisis fidedigno a este y no a lo incluido nos permite conocer su naturaleza crítica en un contexto de desesperanza tras una guerra sin sentido, la sinrazón que solo engendró cadáveres. Un sentir que demanda la mirada desde las profundidades del yo hacia el ecran, proyección de un alma atormentada. La fuerza del cine alemán que comprendió la aflicción del inconsciente colectivo y con naturaleza expresionista evocó sombras inquietantes y fantasmas etéreos extrañamente iluminados. Genuina representación de tiempos olvidados.

colofón
Las experiencias afectas están basadas en el manuscrito que el propio Janowitz entregara a Sigfried Kracauer sobre el origen de la película. Esta es incluida luego en el libro  “De Caligari a Hitler: Una historia psicológica del cine alemán”, el cual postula una historia secreta que abarca las tendencias íntimas del pueblo germano.

16 de marzo de 2012

Horizonte a la deriva: Adicción de la música pop a su propio pasado





Hacia fines de la primera década del nuevo siglo el crítico de música Simon Reynolds consideró que era el momento de echar una mirada al tiempo transcurrido del que se supone era el punto de partida que auguraba nuevos rumbos en el universo de la música. Año dos mil en adelante. El background acumulado producto del ejercicio periodístico hizo que Reynolds fuera testigo de una época donde cada año miraba con expectativa al siguiente. La innovación era la materia prima inherente a la calidad de los nuevos grupos que dejaron una huella imborrable en la historia de la música pop.

Ahora no.

La reflexión culminó en un ensayo publicado el año 2008, “El agotamiento de la innovación: La Música pop en la primera década del siglo XXI”, que vocifera algo que venimos experimentando hasta este momento: el lapso de estaticidad de la materia creadora. La música sobrevive al apego de las nuevas generaciones hacia lejanas experiencias, auténtica cultura de lo retro.
El frenesí temporal  por el reciclaje aleja todo viso de revolución. Solo mentes lúcidas y radicales podrán reivindicar el significado de la avanzada vanguardista. Retromanía sustenta este argumento a través de la descripción panorámica de nuestros días... ¿Hacia dónde vamos?




La siguiente es la traducción de la entrevista hecha a Simon Reynolds por Steven Hyden de A.V. Club. 
   
    Uno de los críticos de música más respetados actualmente, Simon Reynolds, ha sido un experto cronista de tendencias y movimientos tales como el post punk y la música electrónica  desde los años 80, escribiendo definitivas visiones históricas como Energy Flash: A journey through rave music and dance culture (1998) y Rip it up and start again: Post punk 1978 – 1984. Para su último libro Retromanía: Pop culture´s addiction to its own past, Reynolds va en busca del futuro  y se pregunta por qué no se vislumbra su rastro en un terreno contemporáneo en contacto con los remanentes de los 60s, 70s y 80s.
Reynolds formula una obvia pero asombrosa conclusión: en una época donde las bandas antiguas reeditan viejos álbumes y los artistas más jóvenes reproducen las colecciones de sus padres, nada parece presagiar la llegada de algo nuevo.
Mientras los artistas han seguido haciendo buena música, en la década 00, algún movimiento en permanente cambio asociado a décadas pasadas, como el punk, hip-hop o rave, nunca  apareció. Una de las indagaciones centrales de Retromanía es que nosotros simplemente hemos renunciado a lo nuevo para explorar el pasado, una y otra vez vía una serie de eternos revivales.
En lo referente a la música, Retromanía repasa la cultura en su totalidad, hallando de igual manera una sensibilidad en retrospectiva inherente a la moda, televisión y otras más en la cultura pop.  The A.V. Club conversó con Reynolds sobre el libro, su definición de “originalidad”, el significado del tiempo en los fans más jóvenes y si desconectarse de internet es la mejor forma de descubrir el futuro. 


The A.V. Club: ¿Cómo reacciona la gente con el libro? ¿Se muestran escépticos o has dicho algo que ellos ya estaban sintiendo?

Simon Reynolds: Existe un variado nivel de reacciones. Las personas con quienes hablo en entrevistas tienden a estar más o menos en la misma línea. En algunos casos es interesante poner esta idea y ver cómo la gente reacciona. Para mí es la sospecha a todo lo que digo, el reciclaje ha sido siempre parte de la música. La gente dice “The Beatles fueron influenciados por la Music Hall”. En realidad se refieren a un puñado de canciones.  Eso no deja de lado  a “Tomorrow never knows”, “Rain”, “A day in the life” – podría enumerar canciones que nunca antes habían sido escuchadas en la música popular. Las personas se han convencido de que siempre ha sido así, y no lo es. El tema del libro es desmitificar lo “retro” y recordarles que hubo épocas cuando la música tenía mucho que decir. Como digo al final del libro, algo nuevo bajo el sol ha ocurrido.
Me parece increíble que las personas se hayan convencido en que el apego a las influencias haya sido siempre la regla, no es cierto. El otro día hice una lista, década por década, escuchando a los innovadores. Y es perfectamente demostrable. Algunas personas se sienten ofendidas cuando me atrevo a sugerir que en los 60s fueron quizá un poco más rápidos y adelantados que la última década. Algunos niegan lo evidente, lo encuentran ofensivo. También hay otros que dicen “Bueno, es verdad pero ¿Por qué te molesta?”, “¿Acaso estás molesto con eso?” Existe una carga de culpa hacia lo que dice el mensajero, lo cual me parece gracioso. Pero a otras les parece así como “tú has dicho lo que yo estaba pensando”, así que varía.



The A.V. Club: ¿Cuando la gente dice que la música siempre ha estado reciclada, quieren decir que la nueva música siempre ha tenido influencias?
Simon Reynolds: Eso creo. Pienso que ellos resaltan que la música prácticamente viene de algún sitio. Quiero decir, existen grupos que literalmente salen de la nada. Si quieres echar una mirada a la música concreta, la música electrónica de vanguardia de la posguerra y  otras como el techno, el acid house donde la música literalmente no tiene precedentes. Pero usualmente la música tiene un tipo de tradición pre-existente desde donde se desarrolla o reacciona en contra. Todos estamos de acuerdo en que los Stones escucharon a Robert Johnson. Pero para mí, el blues que hicieron es completamente distinto al de The White Stripes, el cual fue un retorno a la tradición del rock y en gran medida copiado. Esto no los descalifica como grupo con talento, pero es diferente ¿no es así? Es completamente diferente que los Stones hicieron con el blues y el camino que los guió hacia “Sympathy for the Devil” y “Moonlight Mile” y demás piezas musicales que son verdaderas y valiosas evoluciones del blues. Es completamente distinto lo hecho por Interpol con relación a Joy Division. Creo que es un orden completamente distinto a la influencia y derivación.



The A.V. Club: ¿Pero en realidad The White Stripes copiaron el éxito del blues? Tienes el caso de artistas como Sharon Jones y Raphael Saadiq que a propósito tratan de hacer discos con sonido clásico que reproduzca el espíritu de los 60s. Con los Stripes puedes escuchar la influencia de Son House y Led Zeppellin pero no creo que Jack White quiera hacer un sonido similar a esos discos
Simon Reynolds: Me gustan mucho los Stripes, no los odio en lo absoluto. Pero creo que ellos, su rollo es “Estamos regresando a cuando la música era buena y propia”. En ese aspecto son como The Black Crowes. No creo que los Stones dijeran algo como “Estamos regresando a Robert Johnson”, fue algo así como “estamos emocionados por estos discos”. Los Stones estuvieron completamente comprometidos con los 60s.
No creo que la nostalgia y retorno a los "días de gloria" del rock fuera parte de eso porque el rock nunca tuvo eso. Grupos como The White Stripes o The Black Keys cumplen en parte una función del rock que ha alcanzado una cierta época. Y es en parte una función el hecho que, como dice la canción de Springsteen, las revistas están llenas de aburridas historias de días de gloria. Mojo Magazine o Uncut, ambas revistas de Reino Unido, tienen a Dylan, los Stones y Beatles en su rotación. Ellos deben sacar cuatro portadas de los Beatles y tres de Dylan cada año – contando por siempre las mismas historias. Cada año sale media docena de libros sobre Dylan. Cuando los grupos más jóvenes son expuestos a esto que tiene su prolongación en la radio, es inevitable que desarrollen este retorno nostálgico.



The A.V. Club: Es probable que Jack White argumente que continúa una tradición que respeta. Si la tradición fuera parte del blues y la música folk. ¿Ves alguna credibilidad en ello?
Simon Reynolds. Creo que se trata de una defensa. Pero si lo defines como tal, más o menos estas argumentando que la música está acabada, que alcanzó un estado de perfección y no puede desarrollarse más. Eres solo un protector, es una manera triste de verlo. En el libro entrevisto a personas que tienen ese tipo de opinión. Tengo una interesante conversación con Billy Childish. Supe que tenía que hablar con él porque es uno de los pensadores enfocados en el tema. El lo define así: “La originalidad está sobrevalorada”. Él define originalidad como “próximo al origen”. Una forma de expresión primaria, la más inconsciente posible. Pero al mismo tiempo esta idea de expresión inconsciente posee en realidad una consciente ideología reflexiva. Poner el mismo tipo de música por treinta años, mejorándolo de diversas formas, me parece valioso. Más me preocupa el gran vacío del pasado.



The A.V. Club: Te refieres mucho a la cultura derivada en Retromanía sin embargo no defines lo que es originalidad. ¿Qué es lo que hace original a algo?
Simon Reynolds: Es difícil decirlo. En realidad en el libro no defino originalidad e innovación porque es un área infinitamente compleja y enredada. Existen grados de originalidad e innovación. Probablemente sea más fácil definir no – originalidad y no – innovación. Solo puedes citarlo. Por ejemplo. Un aspecto que no cito en el libro, una de esas cosas que sólo se me ocurren después, es que son muchos los intérpretes en la historia que no son innovadores en la música. Particularmente no creo que PJ Harvey sea una innovadora musical pero lo es en letras, personalidad, alguien que juega con la identidad. Alguien como Elvis Costello mezcla todo lo que existió antes – está Dylan, Lennon, el álbum estilo Motown y Stax, Get Happy!, Él hizo un álbum de covers country. Pero lo que hace tan original a Costello son sus letras y su personalidad.
Esa es una de las raíces problemáticas  con originalidad e innovación – no existe una fórmula definitiva. Existe innovación en el contexto de la música pop. Si vas a anteponer las innovaciones de la música pop con la música avant – garde, están una detrás de la otra o no se diferencian tanto. Pero si ambas permanecen, sin el contexto de la música comercial popular, son realmente creativas.
Como el sonido de Giorgio Moroder en “I feel love” que fue algo realmente creativo. Las personas del avant – garde 60s estuvieron creando pulsaciones electrónicas antes que él, sin embargo (Moroder) tomó la idea  para convertirla en algo bailable. Fue como Morton Subotnick con un disco beat.



The A.V. Club: ¿Cuánto de esto es retórico? ¿Te molesta que los artistas ya no digan expresamente “rechazamos el pasado” como si lo hicieran con el rock clásico, punk, hip hop o música rave?
Simon Reynolds: No creo que sea un problema, es más un indicio de lo que hacen. La forma en que las personas representan lo que hacen está relacionada a lo que practican y ésta puede ser más primitiva o archivista. Creo que para muchos ahora el pasado casi ha desplazado al futuro en su imaginación. La idea de que existen géneros musicales que han sido inexplorados o maldecidos, que tienen cosas interesantes, parece ser lo que la gente busca.
 Existe una serie de cosas a través de la cultura referidas a la aventura por explorar el pasado  que a su vez es una suerte de mercado gigantesco. Es fascinante, me atrae mucho. Dedico mucho tiempo a explorar mis cosas antiguas, es una actividad de gran placer, así que lo entiendo perfectamente.
Tú encuentras extrañas estas cosas, viejos panfletos y libros con gráficas raras. Sin embargo creo que representa un cambio cultural significativo. Si lo piensas, en cierta forma, en los 60s la gente podría haber tenido una lámpara en su cuarto. Ahora el mismo grupo de personas parece tener una máquina de escribir vintage. 
Parte de esto es lo que ha sucedido en el siglo XX donde las cosas  se movieron rápido y tenías este enorme motor capitalista que generaba dispositivos que rápidamente quedaban obsoletos. ¿Todo está acumulado, no es así? Piensa en la cantidad de discos que salieron al mercado. Eso resuena en mi mente cada vez que visito una tienda de discos. Por décadas los he observado y todavía encuentro cosas que nunca había visto, artistas que nunca había escuchado. En el libro Daniel  Lopatin dice que se trata de un periodo de asimilación, estamos asimilando y procesando todo lo que sucedió en la música. Quizá esté bien, quizá sea lo que necesitamos.




The A.V. Club: Como dijiste, la música de todas las épocas es accesible en la actualidad. ¿Hemos llegado a un punto donde no existe tal cosa como un pasado, un presente o un futuro; que se trata más de géneros  actuales que de épocas?
Simon Reynolds: Es difícil decirlo porque obviamente he experimentado el desarrollo de la historia; de haber vivido todo esto, luego investigarlo y leerlo. ¿Cuántos años tienes?


The A.V. Club: Treinta y tres
Simon Reynolds:   Es probable que también lo hayas experimentado porque gran parte de tu formación musical  estuvo en los 90s, quizá a fines de los 80s. Has vivido la historia, cuando los nuevos alcances no eran constantes – no me refiero a la música – y esto no era masivo. Probablemente recuerdas cuán difícil era encontrar cosas y cuánto tenías que revisar en los libros de rock y enciclopedias. Pienso que la gente que tiene las condiciones para acceder a todo, prescindiendo de cuándo salieron, instantáneamente, dieron un salto hacia otra época. Incluso alguien como yo que creció en un contexto histórico determinado puedo analizarlo desde mi propia perspectiva. Puedo hacer una diferencia a través de lo que he vivido con la experiencia cotidiana de usar internet. Recuerdo aquellas épocas cuando, estrictamente, cada año era distinto al anterior. Esto no ocurre en la última década. Estoy seguro de que si alguien me pusiera un disco, no sería capaz de atribuirlo al año 2008 o 2002. Resultaría muy difícil.
Existe un artículo que hallé en internet. No recuerdo de dónde era, pero fue hecha por una socióloga de manera informal. Ella había observado que la música habita en la gente joven, estudiantes de colegio y también universitarios. Parece como si escucharan harta música antigua. Ellos no reparaban para nada en buscar la música de sus padres. Gran parte de lo que escuchaban era Beatles y la música de los 60s y 70s. Es probable que de algún modo lo sientan  contemporáneo a ellos.


The A.V. Club: ¿Cuánto tiene que ver con el declinio de la supremacía cultural musical? ¿Crees que la música ha llegado a ser una retrospectiva y a la vez menos importante en el ámbito cultural? ¿O lo es de otra manera?
Simon Reynolds: Es extraño porque la música parece estar más latente que antes en muchos aspectos, porque está en todos lados, en las películas, juegos y shows como Glee, American Idol y Pop Idol; personas que interactúan con la música. Ellos tienen más opciones. Es vertiginosa la cantidad de música a la cual puedes acceder, distintos tipos de música. Su alcance es instantáneo de manera tal que no se asemeja a cuando yo crecí.
Existían algunos diarios musicales y cada uno leía a alguien que escribía sobre pop y no había mucho espacio. La televisión siempre le daba una cobertura esporádica, no habían muchas radios. En los Estados Unidos creo que sí pero en Reino Unido solamente una o dos estaciones se ocupaban de la cobertura, en cierta forma tenías que buscar más. Ahora parece haberse propagado y a la vez declinado un poco, como si la gente lo usara más para llenar espacios en sus vidas.



The A.V. Club: En el libro señalas que no existió un nuevo movimiento musical a la par del punk o hip hop en los 00s. ¿Eso refleja una carencia de inspiración o solo estamos extendiendo nuestra atención como escuchas y es difícil conectarla con algo?
Simon Reynolds: Puedes ubicar el inicio de la desaparición de estos movimientos precisamente cuando internet se convierte en la mayor fuerza de la cultura musical. Tan pronto empieza a tomar fuerza significa que los fans conversan sobre todo lo que llega con internet, desde este punto hacia adelante no ha existido un movimiento a la par del hip hop o rave. Quizá se deba en parte a que el alcance es tan instantáneo que no hay tiempo para que algo crezca y se desarrolle dentro de un movimiento. Ocurrió con la rave, antes de los primeros días del acid house en Reino Unido, cuando no se le había puesto atención. Fueron unos largos ocho meses cuando se fue desarrollando desde la oscuridad y se convirtió en algo. Luego fue descubierto, lo mismo pasó con el hip hop, el cual tuvo algunos años cuando comenzó a desarrollarse en el Bronx. Tal parece que esta suerte de periodo seminal ya no existe más. Creo que tienes razón, en parte internet es la que alienta la subdivisión, reduciendo el enfoque. Estas cosas ya estaban sucediendo en la música. Ya estabas recibiendo una segmentación de la música de baile, una segmentación del metal – siempre me han asombrado los distintos tipos y subgéneros del metal existentes.
Parece ser que se encontraba en gran parte de la cultura musical y ya estaba sucediendo antes de internet. Creo que internet fue el fruto de una tendencia hacia algo, como si la gente buscara hacerlo de todos modos y los afectó, los activó para llevarlos muy lejos y finalmente se dieron cuenta que eso era una desventaja, lo cual queda claro en la actualidad. Cuando compartes archivos: estás creciendo en una economía de escasez musical y de repente es como si te dieran la llave de una dulcería. Porque sigues pensando con una mentalidad de escasez, empiezas a acumular.



The A.V. Club: Hemos hablado de cuánto afecta a los artistas los masivos archivos de música pero ¿Cuál es el impacto en los escuchas? ¿Nos hemos hastiado?
Simon Reynolds: Tengo que ser cauto en usar la palabra “nosotros”. Algunas personas me han llamado por eso. Debo tener cuidado en no ser demasiado presuntuoso y confundir  mi propia experiencia con la de los demás. Creo que por sentido común, cuando recibes mucho por algo sin el mínimo esfuerzo, aquello tiende a ser menos valorado. Básicamente me defino de tendencia izquierdista y en cierto modo anti capitalista. Es extraño darse cuenta que la desmercantilización de la música haya sido un poco desastrosa, en realidad pagas por algo que tiene un agregado valor emocional. Para muchas personas el dinero es algo que obtienen con mucho sacrificio, y si pagas por algo, representa un gran esfuerzo para escuchar música.
Si tienes algo fácilmente, por sentido común estás más inclinado a no escucharlo en su totalidad, de forma distraída, lo descargas pero luego olvidas lo que bajaste.
Hace tiempo escribí un artículo donde me refería a la sobrecarga musical mucho antes de internet, sobre cómo a pesar de tener tanta música se hace más difícil sentirlo o experimentarlo correctamente y cómo una manera de conseguirlo era siendo un fanático.
Y eso es lo que yo era, un fanático de la música jungle. Pienso que todos tienen esa visión de los DJs y periodistas, que pueden obtener música fácilmente, creo que solo unas cuantas personas pueden mantener su entusiasmo por la música cuando la reciben de todas partes. Uno de ellos fue el DJ John Peel quien nunca perdió el entusiasmo. Siempre expresó su emoción por abrir un nuevo package cada mañana.


The A.V. Club: ¿Si el problema en Retromanía es el adaptado acceso a este fondo de archivos online, la solución es simplemente desconectarse?
Simon Reynolds: La idea de que algo exista “offline” parece inconcebible, sería como existir sin electricidad. Quizá este tipo de cosas ocurra donde el exceso de energía se pierde. Parece haber descontento con internet en distintos niveles. Adoptar voluntariamente las formas menos convenientes  que signifiquen algún tipo de retraso para ellos parece ser – no me atrevería a llamarlo resistencia – pero es un elemento perseverante de cara a la cultura digital.
La cultura digital trata de sensaciones instantáneas y alejadas de todo razonamiento. Quizá exista un sentimiento inherente referido a obtener algo tal como lo deseas pero cuando lo tienes en realidad no te satisface.



The A.V. Club: Quizá la única vía para escapar del pasado sea salir de internet y no tener acceso a ella. Si te das cuenta grandes movimientos como el hip hop o cultura rave, tal como dijiste, existieron fuera de la corriente oficial por un buen tiempo.
Simon Reynolds: Eso creo. Si actualmente puedes desafiar estas condiciones es un tema discutible, pero ambas tomaron un tiempo para salir del cascarón. No estaban basadas en la última tecnología. Mucho de lo que es la rave está basado en el poder de la radio, lo cual es ahora tecnología pasada de moda.
Un amigo mío escribió un artículo sobre cuán importante era internet en la fase inicial de la cultura rave americana, aquello no existía en Reino Unido. Estaba representada en gran parte por volantes en las tiendas de discos. En realidad no era una operación de alta tecnología, sin embargo, todo se trataba del futuro. Estoy muy interesado en ver qué es lo que sucederá con la música. Creo que algo va a romper este modelo.




Simon Reynolds blissout.blogspot.com
Reseña del libro "Después del rock"