Trío original (1985)
Meno Ballumbrosio, Miki González y
Eduardo Freire
Fotografía: Carlos "Chino" Domínguez
Fotografía: Carlos "Chino" Domínguez
La siguiente entrevista a Miki González,
uno de las figuras capitales del rock peruano, se hizo poco antes de la salida
de su segundo elepé “Tantas veces”. Aquí conoceremos más sobre su acercamiento
al rock como propuesta novedosa y su interés por las raíces peruanas. Miki la tuvo
clara desde siempre: su visión de la música como profesión y espectáculo con sus propias exigencias, y el reconocimiento de las limitaciones técnicas;
aunque sin perder el entusiasmo por la consolidación de un mercado comercial del rock en
el Perú. Tenía a la radio de su parte y lo supo aprovechar al máximo. Miki fue
uno de los pocos que supo estar en onda con su época y se mantuvo en vigencia aún
después de su trilogía ochentera.
Archivo hemerográfico de ANTENA HORRÍSONA
MIKI GONZÁLEZ SE DEFIENDE
“MI ROCK NO ES COMERCIAL”
Que si el rock es masivo o válido para
este país es una polémica que siempre se mantiene latente en nuestro medio
musical. Miki González, exponente importante del rock nacional, plantea en esta
conversación sus puntos de vista sobre ello, y nos habla también de sus raíces
negras, de su posición política, de los subterráneos y de los chicheros.
¿De
qué barrio eres?
De San Isidro.
¿En
tu barrio tocaban música?
No, para nada. Yo nací en España y vine
a los seis años acá. En el colegio me dediqué a la tabla. A los 18 años me fui
a España y me compré una guitarra. Sólo charrasqueaba al principio. En el 72 me
dediqué seriamente a la música y comencé a estudiar. Me concentré en el blues
negro americano. Lo demás no me interesaba. Era bien sectario.
¿Cómo
llegaste al rock?
Creo que fue un proceso natural. Me
comencé a cansar del blues. Tuve un divorcio, tenía una hija, y el blues me
hacía recordar la historia de mi vida. Pasé al jazz y a la música brasilera.
Estuve un año en Brasil. Luego regresé al Perú y me fui a vivir a El Carmen,
Chincha, me llevó César Calvo. Vivía en casa de mi maestro Manuel
Valleumbrosio. De ahí pasé a Boston a estudiar en una universidad de jazz. En
San Francisco descubro el rock. Mis amigos negros me llevaron a un concierto y
me impresionó la forma sencilla de tocar y el mensaje social de las canciones,
la crítica a la sociedad americana de los ochenta. Eso fue vital, era un nuevo
concepto, una nueva presentación.
El punk estaba de moda en esa época,
pero no servía para el Perú. Ellos decían no a la educación, pero acá en Perú
es lo que más falta. Los gobiernos no se han ocupado de la educación porque así
pueden manipular a la gente. Por eso escribí la canción “Quiero estudiar…”.
¿Consideras
que tu rock es de izquierda?
No. En un comienzo parecía identificado
con la izquierda porque hablaba de cambio. Quiero un cambio, pero pienso que la
política es corrupta y hay demasiada demagogia y artificios.
¿El
rock es el único género que te permite expresarte? ¿no hay otros?
Elegí el rock porque me gusta lo nuevo.
La propuesta es novedosa, fresca y se basa en la música negra. Hay
autenticidad; por ejemplo, ese cantante que se quitó la vida, pues su música
llegó al ranking y él no la había diseñado para eso.
Bueno,
los subterráneos te critican porque eres comercial, ¿qué dices tú?
Me critican por la imagen que vendían de
mí los medios de comunicación. Cuando me han conocido personalmente han roto
ese prejuicio. Por ejemplo Wicho de “NARCOSIS” toca ahora teclados en mi grupo.
¿En
qué te diferencias de ellos?
Para mí el rock es una carrera, dejó de
ser un vacilón. Me preocupo de mi imagen, de lo que vendo y hasta hago
concesiones.
¿La
vestimenta, el peinado, lo usas porque es comercial o porque verdaderamente te
identificas y crees en ello?
Mi pinta es algo que he traído desde
antes, desde que era hippie. Hay un mercado competitivo que te exige un buen
espectáculo, tú ves que todos los grupos de fuera tienen pintas increíbles. No
soy el tipo que trabaja en una compañía y canta rock los fines de semana.
Eres
comercial entonces…
Lo soy porque mi producto es vendible,
no por otra cosa. Silvio Rodríguez vende miles de discos por ejemplo. Hay
concesiones que no estoy dispuesto a hacer. A veces me han pedido que grabe
temas de otros, o canciones traducidas al español, diciéndome que ganaríamos
mucha plata, pero a mí no me interesa.
¿No
te interesa el dinero?
No como poder sino para comprar más
equipo. Además plata que tengo en la mano me la gasto. No necesito el poder del
dinero, prefiero producir grupos de rock. Gano poca plata, trabajo mucho, pero
estoy tranquilo.
¿El
rock es una propuesta musical válida para el Perú?
Claro que sí, el rock es masivo…
¿En
el Perú también?
Sí. Antes era elitista, pues sólo se
cantaba en inglés. Ahora que es en castellano cualquier chico de Comas o de una
provincia está cerca del rock. Cualquier chico peruano puede cantarlo y tomarlo
como vehículo de expresión cultural.
¿No
crees que es algo pasajero?
No. El rock es una industria, da dinero
a mucha gente. Esto no se va a ir. No es Travolta, el disco ya pasó. El rock
tiene tres generaciones como alternativa musical.
Cuando
compones una canción, ¿en qué te inspiras?
En vivencias.
¿En
el amor?
Eso será para el segundo long play. Las
letras del primero surgieron un poco luego de asistir a un festival
latinoamericano al que me invitó Tania Libertad. Yo no estaba politizado y no
conocía las consignas comunistas. Pero el espíritu de unión latinoamericana que
había me tocó mucho. Me dije que era algo muy fuerte y que había que hacer
letras. Por eso mi long play parece político.
¿Piensas
que el rock excluye el romanticismo? ¿Tú eres romántico?
Claro que hay un rock romántico. Como
persona yo soy romántico pero no hago ese tipo de rock.
¿Por
qué?
Estoy tratando. Me cuesta trabajo, me
incomoda un poco. En mis relaciones no soy de los que dicen a la pareja “te
quiero mucho”. Puedo ser demostrativo pero no me es fácil hablar de amor,
aunque necesito de cariño y afecto como todo el mundo. Soy un tipo normal, pero
me cuesta trabajo hablar de eso. Me dicen que mis letras son muy directas,
quisiera que fueran más poéticas. Trato, pero es difícil porque no he leído
mucha poesía.
Tienes
mala voz, Miki…
¿No la oyes? Tengo malas cuerdas
vocales. Felizmente no tienes que ser un Frank Sinatra o un Lennon para cantar
rock.
Tu
temperamento es anárquico…
Sí. Hasta el año pasado me quedaba
trabajando hasta las cuatro de la mañana, tuve un agotamiento nervioso. Como a
cualquier hora, soy bien desordenado en eso. Creo en el hombre básicamente,
creo que detrás de cada individuo hay alguien que ama, que quiere amar y
realizarse.
¿Y
la chicha?
No conozco mucho la chicha. Conozco el
trabajo de “Los Shapis”, tengo una relación con ellos. Por ejemplo, hemos
tocado juntos en Huancayo. La chicha vacila, tiene sus cositas. Se cree que el
mundo del rock implica drogas, liberalidad… No, eso era en la época de
Woodstock, ya pasó de moda. Ándate a las discotecas marginales y verás que los
chicos no se drogan como antes.
FUENTE: Balbi, Mariella. Miki González se defiende. Mi rock no es
comercial. (12 de junio de 1987). VSD, suplemento
del diario La República, pp. 6-11.
No hay comentarios :
Publicar un comentario