23 de septiembre de 2016

LEUZEMIA y DELPUEBLO (La República, 1984)





El primer artículo periodístico sobre el rock subterráneo fue publicado en la sección "Opinión" del diario La República. El periodista Óscar Malca, quien estuvo vinculado al rock subterráneo desde sus inicios como espectador y cronista, presenta a estas dos agrupaciones rockeras. "A lo que habría de estar atentos es a esa proliferación subterránea de identidades que afirman su diferencia respecto al establishment, sin necesidad de darse el trabajo de oponérsele", advierte.
El escrito acaba anunciando la presentación de Leusemia para ese día (10 de noviembre) en un local de la avenida Del Ejército, en Miraflores.

El concierto se realizaría la siguiente semana (17 de noviembre) en "La Taberna", publicándose una reseña de la misma en la revista Ave Rok (n° 3, diciembre de 1984).





Archivo hemerográfico de Antena Horrísona




Leuzemia y Delpueblo



Ave Rock organizó dos conciertos:
3 y 17 de noviembre de 1984
La primera fecha tuvo como estelar a la agrupación 
Delpueblo y la segunda a Leusemia




Escribe: Óscar Malca
Diario La República
Sábado 10 de noviembre de 1984


Hace unas semanas, en un panel donde se discutía sobre el movimiento vanguardista de los años sesenta en el Perú, los ponentes coincidieron en lamentar la ausencia de rebeldía y espíritu contestatario en los artistas jóvenes tras la gran revuelta que conmovió dicha década. Como si las formas más rumiadas de la “contestación” y la “rebeldía” no fueran hoy los toboganes que todo artista o escritor debe preocuparse para resbalar al rosado parnaso del prestigio y el éxito comercial. A esta altura de los ochenta estamos ya convencidos de que los movimientos gregarizantes, las vanguardias y los manifiestos no son sino una empalagosa máscara del adefesiero arribismo local, creo que hay muchísimas maneras de decir No y éstas no tiene por qué exhibir su vinculación entre sí, ni ser la respuesta a un único y generalizable malestar. A lo que habría de estar atentos es a esa proliferación subterránea de identidades que afirman su diferencia respecto al establishment, sin necesidad de darse el trabajo de oponérsele. Y en la que nadie pretende alinearse tras un rótulo o etiqueta unificadora: más bien micro estrategias que se encuentran y siguen su propia trayectoria, bandas que se comunican, colleras que se conocen tirando piedras a la misma vitrina.

Este artículo trata de dos grupos de jóvenes que están haciendo música tratando de retomar la fuerza expresiva y herencia generacional que alimentó, y alimenta al mejor rock que haya salido alguna vez de un altoparlante.
Durante el sesenta y el setenta hubo muchas experiencias rockeras que intentaron arraigar en el país, sin embargo, la escasa originalidad en sus composiciones, el agringamiento de sus temas y el forzado inglés que usaban mermó la proyección de tales intentos.

El rock fue casi una experiencia de público reducido y por lo tanto, con escasas posibilidades de que los músicos se profesionalizaran y así pudieran dedicarse a tiempo completo a tocar y componer (el casi es debido a que por supuesto existieron las excepciones de rigor).
Es recién desde hace unos años que se comienza a percibir los síntomas de un nuevo movimiento que se ha dado en llamar la tercera edad del rock nacional.
Por ahí un intento de organización de los propios músicos. AMUSI: Asociación de Músicos Integrados, que al cabo de un par de conciertos en la ENBA (Escuela Nacional de Bellas Artes) se diluye ante la falta de recursos y apoyo.
También por esos años ‘Cordillera Negra’ va cambiando el ritmo de su música hasta convertirse en Delpueblo.


  
La génesis del grupo se relata en una extensa crónica-reportaje que apareció en la revista Luznegra hace unos meses. Basta decir que son de La Victoria, que su sonido ha sabido incorporar instrumental andino y electrónico para presentar un registro sonoro amplio y de cierta manera peligrosamente ecléctico, pero que ha sido administrado con talento: el resultado es un rock donde la vitalidad, el humor y el vigor rítmico se suman a la letra de sus temas, que trata del furor cotidiano de la ‘patota’ del barrio (Los ‘batracios’). La mariguana, la chicha helada, la hembrita rica, el cabretilla – no el problema de la mujer o el ‘problema’ de la homosexualidad como equívocamente se vio- el desgano de conseguir chamba, el hueveo y la política como hecho absurdo son sus tópicos recurrentes. Los músicos de Delpueblo tal vez no sean virtuosos ni su sonido todo lo limpio que tendría que ser; pero sus canciones sí consiguen transmitir con alegría y vitalidad el aroma, no perdón, el tufo agreste de la pista, la vereda y la esquina limeña.



Los integrantes de Leuzemia (sic) son más jóvenes y su propuesta musical es menos compleja pero no deja de ser contundente. El grupo procede del Rímac –lo curioso es que cuenta con un hijo de Leopoldo La Rosa, director de la OSN (Orquesta Sinfónica Nacional) entre sus filas– y se inscribe en la corriente más dura que ha producido el rock en los últimos años: el punk. Cantan sólo composiciones propias y en español. Sus temas y la forma explosiva en que los ejecutan están cargados de agresividad y violencia que lanzan al público con la oscura energía del escupitajo o el vómito. Durante su última presentación desataron una descomunal gresca que hizo que los cándidos organizadores del evento les cortaran el audio y terminaran echándolos del escenario en medio de una lluvia de insultos y proyectiles. 

No me interesa juzgar lo que dicen en sus canciones o lo que expresan sus actitudes; y quizá es demasiado pronto para adelantar mayores comentarios. Pero debo confesar personalmente que hace mucho tiempo que no oía un ritmo cuyas ráfagas eléctricas de guitarra y percusión tuvieran esa fuerza avasallante y primitiva que encumbran a los grandes héroes malditos del rock contemporáneo.

A ambos los manes de ‘Ave Rock’, en una loable iniciativa empresarial, les ha organizado su respectivo concierto en un local de la cuadra 8 de la Av. Del Ejército y este sábado 10 en la noche le toca a los punkis de abajo del puente. Si quieren escuchar ‘Diarrea’, ‘Fascistas en el billar de la avenida Mussolini’ u ‘Oirán nuestra voz’, no dejen de asistir.


Fuente: Malca, Óscar. Leuzemia y Delpueblo. En: La República (10 de noviembre de 1984), p. 15.


17 de septiembre de 2016

¡ROCK Y DINAMITA! (La República, noviembre de 1985)


Este reportaje aparece en un momento donde el rock subterráneo llamaba la atención de propios y extraños. Las imágenes corresponden al concierto en la Concha Acústica del Campo de Marte, el 2 de noviembre de 1985, con la participación de grupos como Leusemia, Guerrilla Urbana, Sociedad de Mierda y Eructo Maldonado.



Archivo hemerográfico de 
Antena Horrísona

¡Rock y dinamita!:
Apogeo de achorados…

En las últimas semanas el rock subterráneo limeño se ha convertido en la “comidilla” de todos los capitalinos (jóvenes y no tan). El motivo: dos conciertos relativamente multitudinarios que se han llevado a cabo. Uno, el 18 de octubre en el parque Salazar de Miraflores y otro, el sábado pasado (2 de noviembre) en la Concha Acústica del Campo de Marte.

“Erupto Maldonado”, “Pánico”, “Banda Martillo”, “Autopsia”, “Sociedad de Mierda”, “Excomulgados”, “Flema”, “Radicales”, “Guerrilla Urbana”, “Zcuela Crrada” y “Leusemia” son algunos de los nombres -y nombrecitos- de los grupos que tocaron en estos conciertos que “removieron” (igual que el temblorcito del lunes pasado) los cimientos de nuestra, de vez en cuando, silenciada música moderna nacional.

Esta vez, contra lo acostumbrado, casi todos los medios dedicaron grandes espacios para la difusión de estas presentaciones y sus consecuentes “resultados”. Hasta canal 9 realizó un informe sumamente amplio de todo lo ocurrido.

Pero a pesar de que no se sienten muy contentos por los comentarios cada vez más escandalizados de los medios de prensa, ellos reconocen que todo es una respuesta lógica a la provocación. “Estamos hartos de que las radios y los diarios digan pavadas de nosotros, si bien que comenten y hablen es lógico, pero no digan cojudeces”. Al parecer el viejo dicho “Que hablen, mal o bien, pero que hablen”, aquí no tiene validez.

Este movimiento “subterráneo”, “punk”, o “urbano”, o como quieran llamarlo, se originó muy clandestinamente a mediados del 83 cuando grupos como “Leusemia” y “Narcosis” irrumpieron en un círculo originalmente cerrado y pequeño y empezaron a componer sus propias letras y tiempo después trataron de hacer llegar sus propuestas.

Si bien esto varía demasiado de un grupo a otro, siempre se pueden encontrar puntos afines.

No nos une una ideal general, nos une lo que no queremos ser. Por ejemplo, no queremos que nos traten como un producto de consumo”. “Sería bueno que alguna vez el público suba a cantar y nosotros bajemos a escucharlos”. “No somos el futuro de nadie, sólo somos nuestro propio futuro”. “Nosotros utilizamos al rock para expresarnos por el gran poder de convocatoria que tiene” (¡Uy, coincidencias con Miki González!). “Lo que importa es lo que decimos, no la música, eso pasa a un segundo plano”...

Expresiones sueltas tomadas al vuelo de algunos de ellos, quienes siempre tienen algo picante que decir.

Lo que consideramos deplorable, pese a quien le pese, es que se tenga que llegar al desprecio total por la música en sí. Nadie ignora que todos necesitamos expresarnos, y realizar nuestras inquietudes, pero si queremos hacer algo verdadero y que todos nos reconozcan por ello, es necesario hacerlo bien, con arte y calidad. Con nivel. Parece que ellos no quieren ser reconocidos por nadie ni por nada. Por lo menos, eso aparentan.

Repudiamos las radios, no queremos ser famosos, nos une lo que no queremos ser”. Palabras sueltas de Pedro (Cornejo), Edwin (Núñez) y Daniel F. Pero “si pasan un tema nuestro por la radio, está bien, pues. Si la fama llega, a buena hora. Nos unen nuestros ideales, nuestra inconformidad ante la sociedad y el lema de Anarquía, Paz y Libertad”.

¿O sería mejor anarquía, trago y rock and roll como dijo Leo Scoria por la TV? Bueno, las contradicciones abundan por todas partes.

Lo que es importante y digno de destacar es el crecimiento del movimiento y de sus adeptos, aunque nos comentan que los que asisten a sus conciertos son siempre los mismos, salvo algunos(as) sapos(as) que nunca faltan.

Ahora bien, musicalmente se pueden considerar como influencias a Sex Pistols, The Clash y Ramones como dice alguien por ahí, pero ellos también tienen diferentes tendencias dentro de su circuito. Hay hardcore, rock and roll, reggae y hasta blues y como una forma de hacer conocer su música han grabado maquetas (cassettes grabados independientemente) los cuales venden en forma “clandestina”.

El primero fue el de NARCOSIS, siguió uno llamado “Leusemia, Guerrilla Urbana, Zcuela Crrada y Autopsia. VOLUMEN UNO”, y luego otro de AUTOPSIA.

En cuanto a los nombres de los grupos, hay muchos que no hemos mencionado aún como Valium, Kola Rock, Fosa Común, Los Indeseables y Sarita Colonia y los desgraciados. Respecto al origen de éstos, los Guerrilla Urbana explican:

Nuestro nombre surge porque somos un ataque musical y literario, aunque no tenemos nada que ver con Sendero”. Y no crean que los temas son más recatados, “Quiero anarquía”, “Aj rock”, “Represión”, “Diarrea”, “Sucio policía” y “Detestamos el poder” son algunos de los títulos más conocidos.
El movimiento cobrará más fuerza dentro de poco, ya verán, vendrá más publicidad y promoción y cada vez aparecen más grupos nuevos. Pronto dejaremos de ser la gran minoría que somos ahora”.

El tema es muy amplio, y por más detractores y adeptos que tengan, nada cambiará el hecho de que todos hablan de ellos. Están consiguiendo su objetivo: llamar la atención de cualquier manera para hacer llegar “no nos importa a quién” su propuesta, la cual todavía, no está muy definida por ellos mismos. ¿O es que no la hay?


Fuente
Pérez, Álamo. ¡Rock y dinamita! Apogeo de achorados... En: VSD. 8 de noviembre de 1985, pp. 6-7.