La nave de los prófugos
Reducto subterráneo en el centro
de Lima
¿Cómo te llamas? –Le preguntamos
al muchacho de gorra gris.
-Paco “al cubo”- nos contesta
riéndose. No, aguanta flaco, no apuntes eso –se inquieta-. Espérate, deja
pensar. Mira a mí me dicen “Paco de a luca”.
-¿“Paco de a luca”? repetimos, tratando de
entender
-‘Ta que estás en la calle compadre. ¿No sabes lo
que es un “paco”?
Nos mira con un aire de superioridad y nos
explica que un “paco” es “un paquete de la buena” (o sea, un paquetito con
pasta pe, no te hagas…) y una “luca” es mil soles. Paco, -así nomás, solito- es
dueño de la mesa, los casetes, libros, el paraguas y la bandera negra que todos
los días a las cinco en punto de la tarde aparece frente a la escalinata de la
universidad Villarreal.
Él la llama “La nave de los prófugos”.
Alrededor de esta “nave” equidistante –por extraña
metáfora- de prostitutas y sindicalistas que ocupan puntos opuestos de la avenida
Colmena, se reúne casi todos los días un peculiar conglomerado de grupos
musicales: Son –según define una de sus integrantes- los menos comerciales y
complacientes (no se complacen ni ellos mismos), los más “misios”, los más
crudos, los más realistas, los que peor sueñan, los más malos, más feos, los
más marginados, -en fin-, los que nadie quiere.
Se hacen llamar grupos “subterráneos” y su onda
es el “deschave, o sea tocar lo que a uno le dé la gana, manyas flaco”, dice
uno de los patas, ojos vivaces, zapatillas mugrosas y pelo extrañamente
recortado.
¿Cómo aparecieron los “subterráneos”? le
preguntamos a nuestro amigo “Paco al cubo”.
No se sabe, surgieron de un momento a otro, hace
más o menos dos años. Brotaron, funnnn como la yerba mala. Sin jefe, sin
clichés, sin partidos, sin poses…
¿Sin poses?, lo interrumpimos. ¿Y la onda punk
inglesa, las casacas negras, los pelos parados?
Paco vacila por un momento y mira hacia su “nave”.
Allí algunos muchachos observan los casetes y hojean los libros. En ese momento
uno de los últimos vientos otoñales hace flamear la bandera negra. En ella,
cual escudo, hay dibujada una calavera. Paco toma aire y responde.
- Hay de todo, mano. Ser puro en esta vida es
cagón. Los comunistas tienen su hoz y su martillo, que es un símbolo ruso; los
apristas tienen su marsellesa, que es un himno francés. ¿Quién mierda es puro
aquí? –pregunta suavemente-.
Aquí no hay punk. Las casacas negras, los pelos
parados, esas son huevadas.
Muchos de los jóvenes subterráneos con los que
conversamos no conocen la historia de su movimiento. Un jovencito huesudo, de
ojos hundidos, nos miró con desaliento cuando le preguntamos sobre “Kloaka”. “Yo
de esas cosas no sé nada”, nos dijo. Están hambrientos de presente.
“Kola rock”, la vanguardia musical del movimiento
Kloaka, fue el primer grupo que podría considerarse subterráneo. Antes, solo se
copiaba y cantaba en inglés. De esta generación son Pax, Chachi Luján, Frágil,
Hielo, La Pandilla y Dr. No. El conocido grupo Delpueblo que luego se partiría (Del
pueblo y Del pueblo del barrio) también aparece por aquella época: ellos
inician el folk-rock en castellano. Era finales de 1982.
“Kloaka, más que un grupo homogéneo era un
movimiento en el cual convergían poetas, músicos y pintores de diversas
tendencias –decía un periodista por aquella época- tenían en común su juventud,
una vaga rebeldía contra el sistema y una búsqueda de la soñada coherencia”.
Estas son las raíces de lo subterráneo. Los
poemas directos de la época de Kloaka. “Poema dedicado a las trabajadoras de la
cooperativa de servicios ‘Mi jardín’ (‘El botecito’): No hay clientes, la noche
está floja, tantos rostros, mil quinientos soles… qué floja está la noche”, recitaba
una poetisa maldita de entonces.
- “Es que había una necesidad de autenticidad.
Ser subterráneo era hacer lo que chucha te daba la gana. No había que leer un
culo, no ser buena persona. Solo había que matar lo que te jodía”, confiesa
Paco.
- Y “¿qué es lo que te jodía?” le preguntamos.
Que uno conforme pasa el tiempo se vuelve
insensible. Preocupado más por lo suyo que por los demás. Que conforme pasa el
tiempo disminuye la capacidad que tenemos de crear, de ser uno mismo, ya sea
por el sistema, la escuela o familia.
En 1983-1984 aparecerán Leusemia y Narcosis, los
pioneros. Tocaban un rock ruidoso y duro. Luego vendrán Zcuela Crrada y
Autopsia. Luego Sociedad de Mierda, Excomulgados, Flema, Seres Van, Los Bestias
y muchos otros.
- ¿Ustedes se drogan?, le preguntamos a Paco.
- Nosotros no somos niños santos, somos recontra
pendejos. En una oportunidad asistimos a una feria del libro encorbatados.
Aquella vez hasta nos dieron un diploma por tener el stand más loco.
¿Pero se drogan o no?
Mira flaco, yo te puedo decir que he visto a casi
todos los subterráneos recontra borrachos, pero drogados casi nunca.
En el movimiento subterráneo hay mucha gente.
Entre ellos podemos encontrar pintores de Bellas Artes, escenógrafos del
programa de arquitectura de la universidad Ricardo Palma, antiperiodistas, como
se llaman a sí mismos los que escriben en publicaciones caligrafiadas que se
fotocopian y venden en la “nave”, y varios poetas.
- Pero ahora los subterráneos se están yendo a la
mierda, sentencia “Paco de a luca”. Lo mismo dice Iván del grupo Flema, un “subterráneo
triste”. “Esto se está acabando, solo están quedando los entusiastas. Los demás
se están yendo a hacer sus cosas, su música, sus sueños”.
Tenemos una última curiosidad y preguntamos.
-Paco, ¿por qué tu puesto se llama “La nave de
los prófugos”?
Paco nos mira y entrecierra los ojos.
- Es por aquel poema de Luis Hernández que dice: “A
todos los prófugos del mundo, a todas las cervezas junto al mar, a todos los
que tiemblan al ver a un guardia… A los que a pesar de su verdad creen o aman”.
Por eso le pusimos “La nave de los prófugos”,
dice Paco, porque nosotros también somos prófugos… prófugos de la vida.
Fuente:
Chávez-Toro, Carlos. La nave de los prófugos: Reducto subterráneo en el centro de Lima. En: VSD. 5 de diciembre de 1986, pp. 14-15.
Chávez-Toro, Carlos. La nave de los prófugos: Reducto subterráneo en el centro de Lima. En: VSD. 5 de diciembre de 1986, pp. 14-15.
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