23 de enero de 2018

Entrevista a Támira Bassallo en la revista "El zorro de abajo" (1986)




TÁMIRA BASSALLO
Concierto de Salón Dadá en la "No Helden" (1987)
Fotografía: Javier Zapata
Página oficial: Salón Dadá y Col Corazón 


Sobre el feminismo en el Perú, la revista “El zorro de abajo” publicó en su quinto número un reportaje especial con testimonios de mujeres dedicadas a oficios varios y su desenvolvimiento en el contexto social peruano de esa época. Edwin Núñez (Zcuela Crrada), poniendo en práctica su oficio periodístico, entrevistó a dos “artistas jóvenes de la escena pop limeña”. Se trataba nada menos que de Milagros Soto Rivas, más conocida como la “Princesita Mily”, cantante del grupo de chicha “Pintura Roja”. Esta jovencita de apenas 20 años ya tenía una expectante trayectoria, además de la música, como locutora de radio y animadora en programas televisivos de música tropical andina. La otra chica era Támira Bassallo, quien integraba el grupo subterráneo “Excomulgados” y ya se encontraba preparando material con su nuevo grupo “Salón Dadá”. Támira continuaría haciendo música más adelante con “Col Corazón”, uno de los grupos post-punk más interesantes de la movida subte. 




COL CORAZÓN en un concierto de bandas post-punk en 1988



Támira, la excomulgada     

Támira Basallo vive en Chacra Ríos y toca la guitarra rítmica en el grupo Excomulgados. A sus 17 años, y a pesar de ser bastante introvertida, es una de las escasísimas mujeres que forma parte de un grupo de rock en nuestro medio. Actualmente se halla también estudiando en Bellas Artes, y –junto con otros amigos– prepara un nuevo proyecto musical con el nombre de Salón Dadá.


–Eres la única mujer del rock subterráneo, aparte de la cantante del grupo Delirios Krónicos ¿Por qué esta escasa participación?
Creo que si no hay muchas mujeres es porque son machistas también y se creen ese rollo. La mujer tiende a ser “mujer” en el peor sentido de la palabra, es decir, temen perder ciertos rasgos que les hacen femeninas a la vista de todos. Creo que el hecho de ir a conciertos de rock ni se les pasa por la cabeza, porque están viendo telenovelas o tienen miedo.

– ¿Miedo?
Sí, mucho miedo. La gente tiene miedo. Incluso los chicos que se meten a una cosa así, porque rompen con moldes.

– ¿Y lo machista de las mujeres?
Pues porque aceptan lo que le imponen sus padres. Y como las propias madres también son machistas entonces se quedan así. Y si van, por lo general, es porque va el enamorado. Es como una extensión. De la dependencia de los padres pasan a otra dependencia y nunca son ellas mismas.

– ¿Hubo problemas con “Excomulgados” por tu inclusión?
Al principio, por uno de sus integrantes, pero después de hablar con él, ya no.

– ¿El público?
No los miro cuando toco, pero sé que se sorprenden al ver a una chica en la guitarra. Me lo dicen. Y también me han dicho ‘no sé cómo alguien como tú está con esos chicos y esos grupos descarriados’. Es para morirse de risa.

– ¿Cómo tomas tu participación?
La música me parece importante. La cosa es no ser pasiva sino buscar un cambio, una ruptura.

– Para la TV y los diarios el rock es sinónimo de perdición, ¿qué opinas?
No creo que sea importante. Si hasta un gran escritor como Poe era alcohólico y…

– ¿Qué es entonces lo importante?
Enfrentar la realidad. La gente es normal de “norma”, mediocre y tiene desamor. Sólo son correctos porque hacen las cosas aceptadas. Yo siento que hay que buscar cosas nuevas en todo. Y más aun tratándose de las mujeres.

– Me da la impresión de que no crees mucho en la gente, ¿no?
Creo que el cambio tiene que ser personal. Prefiero el mundo de los individuos, porque es más rico y genuino. Al trabajar con poca gente se ven las individualidades.
Para mí eso es importante, pues posibilita un contacto más legítimo. Las personas en público son neuróticas, provistas de defensa y de máscaras.

– ¿Locura?
Estoy convencida de que la gente que está en un manicomio es realmente pura. Algunos tienen pensamientos más coherentes y lúcidos que cualquier persona de la calle. Me gusta la gente que se supone que está loca.

– ¿Y en música?
Me interesa lo que hacen los grupos Sub, Silvio Rodríguez y lo clásico.

– ¿Tú compones?
Sí, tengo varias ideas para Excomulgados que aún no hemos desarrollado y lo hago, a la vez, porque dedicaré más tiempo a Salón Dadá.

– ¿La utilización de las sex-symbols?
En fin, ya una vez, no recuerdo quién, dijo que “en esta sociedad todas somos prostitutas”.


FuenteNúñez, Edwin (1986). Juventud y música moderna ¿Dónde están las mujeres? En: El zorro de abajo (5), pp. 44-45.

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