Presentamos un reportaje de Fátima López
sobre la "Horda Metálica", iniciativa creada en 1986 que convocó a
fanáticos de la música metal. La periodista asistió a una de sus reuniones
dominicales en mayo de 1987. En esta época ocurrieron peleas entre los "metálicos"
y "subterráneos", teniendo como escenario los exteriores de la No
Helden, espacio donde se organizaron por fechas los conciertos del 1.° Concurso
de Rock no Profesional. El fortalecimiento de identidades basadas en la música
no estuvo exenta de un nivel de intransigencia juvenil.
Archivo hemerográfico de ANTENA HORRÍSONA
UNA GUERRA SUBTERRÁNEA
Punks vs. Heavies
criollos
Segmentos
definitivamente no muy amplios pero sí de composición variada de nuestra
juventud se mueven dentro o alrededor del espacio calificado como
“subterráneo”, generalmente atraídos por manifestaciones musicales. En aquel
submundo urbano de Lima se pueden encontrar las más diversas expresiones de
disconformidad y también de snobismo, por cierto. A veces dichas expresiones
son violentamente antagónicas, como el caso de los punks y heavies metal
criollos, sobre el que esta nota presentamos una aproximación. VSD deja
abiertas sus páginas para cualquier opinión, subterránea o no, que pudiera
despertar las siguientes líneas.
Era
un frío domingo de mayo y muy cerca del Faro de la Marina, en Miraflores,
encontramos efectivamente varias decenas de seguidores del Heavy Metal en el
Perú. Creado el 11 de diciembre pasado, el autodenominado “La Horda”, este
grupo se reúne invariablemente todos los domingos por la tarde. Ellos afirman
que son cerca de 500 los que ya pertenecen al grupo, sin embargo, aquella tarde
no pasaban de 100.
DE
DÓNDE SALEN
Hacia
1972 el movimiento hippista y sus vientos de “amores y paz” habían sido ya
digeridos por el sistema. Empiezan entonces a surgir grupos sin ninguna
propuesta social, pero mucho más violentos y ocultistas frente al sistema.
Dentro de estas manifestaciones, la más importante es la de BLACK SABBATH
–reales iniciadores del Heavy–, grupo que decide asumir ese nombre luego de ver
una película de Boris Karloff. El interés por la magia negra era evidente en
este grupo nacido en los barrios pobres de Birminghan.
En
1983, 11 años después, el cantante Ozzy Osbourne, desligado ya de BLACK
SABBATH, y entroncado al Heavy Metal, realiza una gira por Europa y en uno de
sus conciertos solicita la presencia de alguien que, en el escenario, realice
algo fuera de lo común. El voluntario sube al escenario, se baja el pantalón y
defeca; imperturbable, Ozzy le pregunta si eso le parece loco y, sin esperar
respuesta, agarra un poco de mierda y se la come lentamente.
Retornamos
a la leve garúa de mayo. La mayoría de los muchachos de “La Horda” tiene menos
de 20 años, y hasta uno de 12 años de edad pudimos divisar. Casacas negras,
blue jeans, muñequeras con cocos, cadenas y candados, y el pelo largo. De
pronto llega el líder, un tal Beto, y a pesar de declararse no posero les da
una perorata de dos horas y los manipula de arriba para abajo, sin que nadie
diga ni pis. “Ustedes no pueden ir al ‘No Helden’ porque esa es una discoteca
de punks, y todos los punks son poseros, pues. Yo ya he visto a alguno de
ustedes por ahí y les advierto que no vayan. Si ustedes no quieren ser Heavy
Metal pues entonces váyanse de ‘La Horda’, aquí nadie los detiene”.
Luego
empiezan las burlas contra Chachi Luján y su último LP, contra Francesca Solari
y el grupo Río; aborrecen la comercialización y toda forma en que el sistema
puede variar el mensaje de sus canciones. Y que los punks son unos pitucos,
“porque acá en Lima las peluquerías han puesto su ‘corte punk’, díganme ustedes
en qué país europeo se ve eso, acá es pura pose”.
En
el nivel local, ALMAS INMORTALES, GRAEL, SACRA, ORGUS y MASACRE son los grupos
favoritos de la onda heavy metal. Pero en el fondo tienen una dependencia casi
absoluta por grupos metal europeos (especialmente de los británicos), a tal
punto de desarraigo se llega, que sus propias canciones las componen en inglés.
Son muy cerrados en el sentido que, por ejemplo, nadie puede escuchar otro tipo
de música que no sea la metal.
El
antagonismo entre heavies y punks criollos ha derivado por cierto en varias
broncas, algunas masivas, y son comunes las vendettas y ajustes –especialmente
los sábados por la noche–.
Tanto
los “metálicos” como los “pankekes” pertenecen a esa globalidad subterránea que
ha aparecido en Lima hace algunos años. Ahora, no todos los Metal son de La
Horda. La variedad es complicada de explicar en una nota como esta: existen por
ejemplo algunos “metálicos” que no están en La Horda y que frecuentemente
realizan misas negras o algo por el estilo. Existe de todo en este Huerto
Subterráneo del Señor.
ANTI HÉROES DE METAL
En el “No Helden”
“Bueno eeeeste een realidad yo no soy
pank, yo soy este niu rromantic”.
Sábado por la noche, Lima nos ofrece
algunas horas de diversión antes del toque de queda, convertido (a partir de la
una) por los noctámbulos “juergueros” de siempre, en el agotador e inacabable
“Toque a toque”. Hay mucho y variado para escoger: peñas, cines, teatros,
clubes, bares, discotecas, etc. Claro, la calidad también es variada y en
algunos casos depende de factores económicos. La gente joven y la no muy joven
acude masivamente a discotecas en pareja o en busca de “algún plancito”, buena
música (lo mejor del ranking), buenos tragos y oscuridad…
En
el “No Helden” (No Héroes), todo o casi todo parece ser diferente. “Aquí todos
están locos, míralos, todos bailan solos contra la pared, hasta las hembritas
bailan solas”, nos dice un confundido observador. Las edades fluctúan entre los
15 (¿?) y 25, y la gran mayoría está ataviada con anchas camisas negras, cruces
y raros peinados al ya algo pasado estilo New Romantic londinense.
La
música es una buena selección de Tecno, Pop, Dark, New Wave, Punk, y muy de vez
en cuando Reggae o punk español. Mientras tanto afuera, apostados en la vereda,
un buen grupo de “subterráneos” lanza duras críticas contra “los de adentro”.
Los acusan de “poseros”, traidores y snobs. Los metaleros (seguidores del Heavy
y Black Metal) van más allá: les lanzan piedras. De vez en cuando llega la
policía y a punta de varazos calma los ánimos.
Los
más neutrales señalan que se trata de problemas entre los pitu-punk y los misio-punk.
“Es cosa de ellos, yo sólo vengo a divertirme y a bailar sin problemas”, nos
dice un simpático punk criollo. Pero en medio de todo esto, que forma parte de
nuestro llamado “color local”, existe algo que es mucho más evidente que sus
vestimentas y sus extrañas formas de bailar: una actitud. Actitud que está
presente tanto entre los que frecuentan lugares como el “No Helden” o el “Biz
Pix” (versión miraflorina), como entre los que se quedan por las calles, en sus
casas, o apostados junto a “La nave de los prófugos” de la avenida La Colmena.
Actitud que puede recibir como crítica principal el estar desconectada con la
realidad, con nuestra cotidiana realidad; plagada de hambre, miseria y ambulantes.
Actitud evasiva a decir de muchos, improductiva, y anárquica tal vez, pero que
finalmente corresponde a una realidad similar con muy pocas alternativas y casi
ninguna solución.
Afortunadamente
no todo queda allí, un buen número de estos prófugos
(a decir de Luis Hernández) ha estado muy ocupado últimamente.
La
convocatoria al “1.° Concurso Nacional
de Rock No Profesional”, organizado por Taller Rock con el auspicio de
Canal 9 y otras prestigiosas empresas, (que ya va por la 8.° fecha) ha demostrado
y está demostrando que pese a la deficiencia de los equipos de sonido hay
empeño y buena calidad. 120 grupos, algunos con nombres tan extraños como
estilos inscritos: POLVAZO, DESAYUNADOS, Q.E.P.D. –por nombrar algunos–
disputan el primer premio que incluye la grabación de un video clip y la
emisión de un larga duración.
La
existencia de grupos ya conocidos como ERUCTO MALDONADO, ZCUELA CERRADA y el
desaparecido LEUZEMIA demuestran que la producción musical no sólo ha variado
sino que va mejorando paralelamente a la aparición de grupos mucho más
comerciales, que si bien se escuchan y ocupan un espacio, no apuntan
directamente al cambio,
Al
parecer ahora, al igual que en los sesenta, son firmes las bases sobre las
cuales se asienta la producción rockera en nuestro país, independientemente de
las “poses” o actitudes que se asuman externamente. En todo caso los resultados
dependerán de un cierto grado de coherencia y algunos otros elementos que
creemos poco a poco se irán integrando.
FUENTE: Punks vs. Heavies criollos. Una
guerra subterránea. (5 de junio de 1987). VSD,
suplemento del diario La República, pp. 14-15.
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