28 de octubre de 2018

UNA GUERRA SUBTERRÁNEA. Punks vs. Heavies criollos (La República, 1987)






Presentamos un reportaje de Fátima López sobre la "Horda Metálica", iniciativa creada en 1986 que convocó a fanáticos de la música metal. La periodista asistió a una de sus reuniones dominicales en mayo de 1987. En esta época ocurrieron peleas entre los "metálicos" y "subterráneos", teniendo como escenario los exteriores de la No Helden, espacio donde se organizaron por fechas los conciertos del 1.° Concurso de Rock no Profesional. El fortalecimiento de identidades basadas en la música no estuvo exenta de un nivel de intransigencia juvenil.







Archivo hemerográfico de ANTENA HORRÍSONA








UNA GUERRA SUBTERRÁNEA
Punks vs. Heavies criollos

Segmentos definitivamente no muy amplios pero sí de composición variada de nuestra juventud se mueven dentro o alrededor del espacio calificado como “subterráneo”, generalmente atraídos por manifestaciones musicales. En aquel submundo urbano de Lima se pueden encontrar las más diversas expresiones de disconformidad y también de snobismo, por cierto. A veces dichas expresiones son violentamente antagónicas, como el caso de los punks y heavies metal criollos, sobre el que esta nota presentamos una aproximación. VSD deja abiertas sus páginas para cualquier opinión, subterránea o no, que pudiera despertar las siguientes líneas.


Era un frío domingo de mayo y muy cerca del Faro de la Marina, en Miraflores, encontramos efectivamente varias decenas de seguidores del Heavy Metal en el Perú. Creado el 11 de diciembre pasado, el autodenominado “La Horda”, este grupo se reúne invariablemente todos los domingos por la tarde. Ellos afirman que son cerca de 500 los que ya pertenecen al grupo, sin embargo, aquella tarde no pasaban de 100.


DE DÓNDE SALEN
Hacia 1972 el movimiento hippista y sus vientos de “amores y paz” habían sido ya digeridos por el sistema. Empiezan entonces a surgir grupos sin ninguna propuesta social, pero mucho más violentos y ocultistas frente al sistema. Dentro de estas manifestaciones, la más importante es la de BLACK SABBATH –reales iniciadores del Heavy–, grupo que decide asumir ese nombre luego de ver una película de Boris Karloff. El interés por la magia negra era evidente en este grupo nacido en los barrios pobres de Birminghan.
        En 1983, 11 años después, el cantante Ozzy Osbourne, desligado ya de BLACK SABBATH, y entroncado al Heavy Metal, realiza una gira por Europa y en uno de sus conciertos solicita la presencia de alguien que, en el escenario, realice algo fuera de lo común. El voluntario sube al escenario, se baja el pantalón y defeca; imperturbable, Ozzy le pregunta si eso le parece loco y, sin esperar respuesta, agarra un poco de mierda y se la come lentamente.
Retornamos a la leve garúa de mayo. La mayoría de los muchachos de “La Horda” tiene menos de 20 años, y hasta uno de 12 años de edad pudimos divisar. Casacas negras, blue jeans, muñequeras con cocos, cadenas y candados, y el pelo largo. De pronto llega el líder, un tal Beto, y a pesar de declararse no posero les da una perorata de dos horas y los manipula de arriba para abajo, sin que nadie diga ni pis. “Ustedes no pueden ir al ‘No Helden’ porque esa es una discoteca de punks, y todos los punks son poseros, pues. Yo ya he visto a alguno de ustedes por ahí y les advierto que no vayan. Si ustedes no quieren ser Heavy Metal pues entonces váyanse de ‘La Horda’, aquí nadie los detiene”.

Luego empiezan las burlas contra Chachi Luján y su último LP, contra Francesca Solari y el grupo Río; aborrecen la comercialización y toda forma en que el sistema puede variar el mensaje de sus canciones. Y que los punks son unos pitucos, “porque acá en Lima las peluquerías han puesto su ‘corte punk’, díganme ustedes en qué país europeo se ve eso, acá es pura pose”.
En el nivel local, ALMAS INMORTALES, GRAEL, SACRA, ORGUS y MASACRE son los grupos favoritos de la onda heavy metal. Pero en el fondo tienen una dependencia casi absoluta por grupos metal europeos (especialmente de los británicos), a tal punto de desarraigo se llega, que sus propias canciones las componen en inglés. Son muy cerrados en el sentido que, por ejemplo, nadie puede escuchar otro tipo de música que no sea la metal.
El antagonismo entre heavies y punks criollos ha derivado por cierto en varias broncas, algunas masivas, y son comunes las vendettas y ajustes –especialmente los sábados por la noche–.
Tanto los “metálicos” como los “pankekes” pertenecen a esa globalidad subterránea que ha aparecido en Lima hace algunos años. Ahora, no todos los Metal son de La Horda. La variedad es complicada de explicar en una nota como esta: existen por ejemplo algunos “metálicos” que no están en La Horda y que frecuentemente realizan misas negras o algo por el estilo. Existe de todo en este Huerto Subterráneo del Señor.







ANTI HÉROES DE METAL
En el “No Helden”


“Bueno eeeeste een realidad yo no soy pank, yo soy este niu rromantic”.
Sábado por la noche, Lima nos ofrece algunas horas de diversión antes del toque de queda, convertido (a partir de la una) por los noctámbulos “juergueros” de siempre, en el agotador e inacabable “Toque a toque”. Hay mucho y variado para escoger: peñas, cines, teatros, clubes, bares, discotecas, etc. Claro, la calidad también es variada y en algunos casos depende de factores económicos. La gente joven y la no muy joven acude masivamente a discotecas en pareja o en busca de “algún plancito”, buena música (lo mejor del ranking), buenos tragos y oscuridad…
        En el “No Helden” (No Héroes), todo o casi todo parece ser diferente. “Aquí todos están locos, míralos, todos bailan solos contra la pared, hasta las hembritas bailan solas”, nos dice un confundido observador. Las edades fluctúan entre los 15 (¿?) y 25, y la gran mayoría está ataviada con anchas camisas negras, cruces y raros peinados al ya algo pasado estilo New Romantic londinense.
        La música es una buena selección de Tecno, Pop, Dark, New Wave, Punk, y muy de vez en cuando Reggae o punk español. Mientras tanto afuera, apostados en la vereda, un buen grupo de “subterráneos” lanza duras críticas contra “los de adentro”. Los acusan de “poseros”, traidores y snobs. Los metaleros (seguidores del Heavy y Black Metal) van más allá: les lanzan piedras. De vez en cuando llega la policía y a punta de varazos calma los ánimos.
        Los más neutrales señalan que se trata de problemas entre los pitu-punk y los misio-punk. “Es cosa de ellos, yo sólo vengo a divertirme y a bailar sin problemas”, nos dice un simpático punk criollo. Pero en medio de todo esto, que forma parte de nuestro llamado “color local”, existe algo que es mucho más evidente que sus vestimentas y sus extrañas formas de bailar: una actitud. Actitud que está presente tanto entre los que frecuentan lugares como el “No Helden” o el “Biz Pix” (versión miraflorina), como entre los que se quedan por las calles, en sus casas, o apostados junto a “La nave de los prófugos” de la avenida La Colmena. Actitud que puede recibir como crítica principal el estar desconectada con la realidad, con nuestra cotidiana realidad; plagada de hambre, miseria y ambulantes. Actitud evasiva a decir de muchos, improductiva, y anárquica tal vez, pero que finalmente corresponde a una realidad similar con muy pocas alternativas y casi ninguna solución.
        Afortunadamente no todo queda allí, un buen número de estos prófugos (a decir de Luis Hernández) ha estado muy ocupado últimamente.
La convocatoria al “1.° Concurso Nacional de Rock No Profesional”, organizado por Taller Rock con el auspicio de Canal 9 y otras prestigiosas empresas, (que ya va por la 8.° fecha) ha demostrado y está demostrando que pese a la deficiencia de los equipos de sonido hay empeño y buena calidad. 120 grupos, algunos con nombres tan extraños como estilos inscritos: POLVAZO, DESAYUNADOS, Q.E.P.D. –por nombrar algunos– disputan el primer premio que incluye la grabación de un video clip y la emisión de un larga duración.
        La existencia de grupos ya conocidos como ERUCTO MALDONADO, ZCUELA CERRADA y el desaparecido LEUZEMIA demuestran que la producción musical no sólo ha variado sino que va mejorando paralelamente a la aparición de grupos mucho más comerciales, que si bien se escuchan y ocupan un espacio, no apuntan directamente al cambio,
        Al parecer ahora, al igual que en los sesenta, son firmes las bases sobre las cuales se asienta la producción rockera en nuestro país, independientemente de las “poses” o actitudes que se asuman externamente. En todo caso los resultados dependerán de un cierto grado de coherencia y algunos otros elementos que creemos poco a poco se irán integrando.







FUENTE: Punks vs. Heavies criollos. Una guerra subterránea. (5 de junio de 1987). VSD, suplemento del diario La República, pp. 14-15.







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